“Yo no soy un drogadicto… ¡Sé lo que ha ganado y para mí sería un privilegio jugar en LDU!”

“Hablé con el Profe Marini que me dirigió en Atlante (de México en 2014). Me dijo que me quería saludar, que me quería ver. Le dije, ‘Profe, si voy a LDU van a empezar con esto y lo otro’. Yo no veo TV pero mi señora me decía y entonces le dije al Profe que agradecía por la oportunidad de estar en un club tan grande como LDU, pero no quería hacerle daño al Profe y que le sigan criticando”, inició Michael Arroyo en Área Deportiva (99.3 FM), ya de regreso a Guayaquil tras entrenar 3 días en LDU.

Ante la serie de comentarios que generó su presencia en Pomasqui, comentó: “no fue suspensión de doping (la que tuvo en 2018), tengo los documentos que prueban que no fue cocaína ni marihuana como dicen. Todo el mundo hablando mil cosas, entonces tuve que regresarme nomás a Guayaquil. Me impresionó un poco porque ví tanta maldad cuando lo único que he hecho es jugar al fútbol. Cuando fallé y me equivoqué, pagué. Como todo ser humano que comete errores”.

“No es que yo era drogadicto o que yo soy un drogadicto. Yo sí cogí un cigarrillo (de marihuana, cuando tuvo el primero de los dos dopings positivos en su carrera en 2007, antes del polémico caso de 2018 del que asegura no fue por doping, cuando se le detectó hidroclorotiazida en su muestra de orina, un diurético prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje, el cual es utilizado para tratar cálculos renales), pero la gente a veces se equivoca. Cuando te ven, te gritan ‘drogadicto’ porque ya quedé marcado ahí, pero no es así. La verdad ya no tomo, estoy con mi familia”, recalcó.

“Mis hermanos han seguido la palabra de Dios y estoy tratando se seguir ese camino. Estoy sano, no he sido drogadicto, si me suspendieron fue por lo que consumí. Agarré mi cigarrillo, fui y oriné, ahí me suspendieron 6 meses (en 2007). ¿Por qué no me suspendieron por doping en Mundiales (jugó ‘Brasil 2014’ con la Tri), en Copas América, en Mundiales de Clubes con el América (MEX) que son muy estrictos? Cuando el Profe (Marini) me llama, uno como futbolista se alegra pero al mismo tiempo me preocupé porque era Liga y lo que podrían decir. Me comprometí con el Profe, él siempre me habla riendo y le dije que si voy a su equipo, primero trabajaré para ganarme mi puesto”, enfatizó.

“Soy un tipo comprometido, no me gusta que me estén siguiendo como si fuera un niño. Sé que también debo tener un buen comportamiento afuera de la cancha. Todo jugador se toma sus copas, es normal, hasta que no llegues a un límite que puedas cometer una tragedia. Yo nunca he llegado a eso”, agregó, antes de que le comentaran que Marini ha insistido a la directiva de LDU por su fichaje y que volverán a tratarlo en enero. “Me sentí muy bien en LDU. Hace rato que no tocaba cancha. Me vine contento a Guayaquil de Quito. Sólo una persona se contentó más (por verlo entrenando en LDU) que fue mi madre. Mi madre sufre en silencio”, confesó.

“Jugar en LDU es un privilegio, sería un placer enorme vestir una camiseta tan importante como la de LDU. Sé lo que ha ganado LDU, se los jugadores que han pasado por LDU, en lo poquito que estuve ahí, ví el compromiso de los chicos. Mi sueño siempre fue jugar al fútbol. Quiero seguir jugando hasta que verdaderamente no pueda hacerlo. Lo conozco al Kunty (Caicedo), a (Moisés) Corozo, me trataron muy bien todos en LDU. En esos 3 días que estuve, me trataron muy bien, no sólo el Profe Marini y su cuerpo técnico”, sentenció el enganche guayaquileño de 34 años que jugó por última vez el 23 de noviembre de 2020 en el 0x0 entre Orense y BSC, su último equipo.